A pesar de la rápida transición energética que se está produciendo actualmente, el informe ‘Camino hacia las emisiones cero. Perspectivas de la Transición Energética 2023’ de la clasificadora DNV concluye que es muy probable que el mundo se encamine hacia un calentamiento global de 2,2 °C en 2100 en relación con los niveles preindustriales. ¿Es posible, entonces, acelerar el ritmo de la transición para asegurar un futuro de calentamiento en línea con el Acuerdo de París? El informe describe lo que DNV cree que es un camino plausible -pero muy desafiante- para alcanzar las emisiones netas cero (ETO) en 2050 y un futuro en el que el aumento de la temperatura media global se limite a 1,5 °C a finales de siglo.
La previsión anual del informe describe el futuro energético que DNV considera «más probable», teniendo en cuenta los desarrollos económicos, tecnológicos y políticos esperados. No se trata de un futuro en el que las emisiones de CO2 relacionadas con la energía y los procesos lleguen a cero en 2050, ni mucho menos. Por lo tanto, es lógico preguntarse si es realista alcanzar un futuro con cero emisiones netas en 2050.
Durante muchas décadas, los científicos han advertido del riesgo de cambio climático y han señalado las medidas necesarias para evitar su agravamiento. El casi consenso entre los científicos, resumido en los informes de evaluación del IPCC y en las reuniones anuales de la COP, está levantando una bandera roja cada vez mayor. La advertencia del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, de un «Código Rojo para la humanidad» no deja lugar a dudas de hacia dónde nos dirigimos. El Cambio Climático 2023: Informe de Síntesis (IPCC, 2023) nunca ha sido más claro en su lenguaje y su mensaje: «El cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud planetaria (confianza muy alta). Hay una ventana de oportunidad que se cierra rápidamente para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos (confianza muy alta)”.
Energía para satisfacer la demanda
Alcanzar el objetivo de 1,5 °C es, ante todo, una decisión política. La magnitud del cambio necesario exige la actuación en muchos ámbitos políticos y la coordinación de muchos sistemas, como se indica en el informe. Esto puede parecer desalentador, pero cada vez hay más pruebas de que la acción por el clima no tiene por qué ir en detrimento del desarrollo y la reducción de la pobreza, especialmente cuando se centra en el desarrollo inclusivo para reducir la vulnerabilidad de las personas al cambio climático.
DNV ha diseñado el camino hacia las emisiones netas cero (PNZ) para que las emisiones globales de CO2 en 2050 sean netas cero. Las emisiones anuales actuales (2022) son de 41 GtCO2 y el informe prevé unas emisiones en 2050 de 23 GtCO2. Si se quiere cerrar esta brecha y limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5 °C será a través de políticas energéticas, industriales y climáticas muy estrictas en todas las regiones y sectores y aplicando todo el conjunto de herramientas políticas.
Los retos para 2050
La red eléctrica de 2050 se enfrenta a numerosos retos:
Adecuación: Garantizar que siempre haya energía suficiente para satisfacer la demanda. Esto es especialmente evidente cuando se comparan los picos de demanda con las caídas en la generación renovable, como en los días nublados con escasa energía solar o en los días tranquilos con poco viento.
Flexibilidad: La red debe ajustarse rápidamente a las variaciones del suministro, especialmente de fuentes renovables poco constantes como la solar y la eólica.
Preocupación por la fiabilidad de las renovables variables: La energía solar y eólica, esenciales para una transición ecológica, plantean problemas de fiabilidad. Cuando estas fuentes no pueden satisfacer la demanda por falta de luz solar o viento, los sistemas de apoyo (por ejemplo, almacenamiento o centrales convencionales como las de gas o nucleares) deben llenar el vacío. A la inversa, cuando hay abundancia de energía renovable, se necesitan mecanismos para almacenar o redirigir el exceso.
Las soluciones incluyen el almacenamiento en baterías, el bombeo hidráulico, la producción de hidrógeno y métodos de respuesta a la demanda como la recarga estratégica de vehículos eléctricos y el comercio de energía. Incluso con una elevada incorporación de renovables, puede incluso con una alta incorporación de renovables, puede haber ocasiones en las que la energía solar y eólica se restrinja porque no es rentable utilizar la producción excesiva sólo durante cortos periodos anuales.
La energía solar fotovoltaica suministra energía de forma constante durante las horas diurnas de ambas semanas, pero el suministro eólico varía sin un patrón diario claro. En particular, la energía solar tiene un mayor impacto en verano, mientras que la eólica es más abundante en invierno. Cuando la producción solar y eólica son bajas, las soluciones de almacenamiento y otras fuentes de energía flexibles compensan el déficit. En la semana de verano, la producción de las fuentes de energía tradicionales fluctúa notablemente, lo que pone de manifiesto la necesidad de aumentar la flexibilidad.
Soluciones para el transporte marítimo
Descarbonizar el transporte marítimo para 2050 requiere una mayor eficiencia energética y una mejor logística. También necesitará una combinación de combustibles muy diferente a la actual, basada en el fuelóleo marino. Esto incluye nuevos combustibles derivados de fuentes bajas en carbono, independientemente de las mejoras en eficiencia energética. DNV apuesta por una futura combinación energética diversa que comprende tanto combustibles fósiles como de bajo contenido en carbono, con una eliminación gradual de los combustibles fósiles.
Fuente: Naucher Global
