La capital peruana lidera el ranking de congestión vehicular en América Latina, afectando directamente a la logística urbana. Este contexto implica mayores costos, pérdida de eficiencia y serios obstáculos para el transporte de mercancías.

Según el TomTom Traffic Index 2023, los retrasos en Lima pueden superar los 20 minutos en horas nocturnas y rondar los 13 minutos por la mañana. Un trayecto de solo 10 kilómetros puede demorar más de 28 minutos, superando los promedios de ciudades como Bogotá o Buenos Aires.

Crecimiento sostenido del sector logístico

De acuerdo con Ransa, la industria logística ha mostrado un crecimiento sostenido con una tasa anual superior al 13 %. Este impulso responde al incremento de la demanda en agroexportación, bienes de consumo masivo, y a inversiones en infraestructura como el puerto de Chancay, la modernización del aeropuerto Jorge Chávez, carreteras, ferrocarriles y centros logísticos.

El mercado logístico peruano movió más de US$ 25,232 millones en 2022. Se proyecta que alcance los US$ 36,817 millones en 2028, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de 6.5 %, según Euromonitor y Mordor Intelligence.

Cuatro retos que enfrenta la logística en el Perú

1. Alta informalidad en el transporte de carga

La Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutran) reporta que más del 80 % de los transportistas operan en la informalidad. Además, el 81 % de los operadores registrados poseen solo uno o dos vehículos, evidenciando una estructura fragmentada, con baja escalabilidad y limitada profesionalización.

«La informalidad es un gran problema en el sector logístico y la tecnología emerge como un aliado», comentó Eduardo Segovia, CEO y fundador de Rocktruck.

2. Tránsito urbano desproporcionado

Lima moviliza el 65 % de la carga nacional. Sin embargo, el tránsito urbano genera demoras significativas en la distribución. El tramo entre el puerto del Callao y los centros de distribución en Lurín o Villa El Salvador —de solo 30 a 40 kilómetros— puede tomar más de seis horas en hora punta.

«Esto eleva considerablemente los costos logísticos y complica la planificación operativa», precisó Segovia. Se estima que los costos logísticos pueden incrementarse entre un 20 % y 30 % por tiempo improductivo, consumo adicional de combustible, mayor necesidad de flota y retrasos acumulados en la cadena.

3. Déficit de infraestructura para distribución y crossdocking

La mayoría de los centros de distribución se concentra en el sur de Lima, principalmente en Lurín, por sus menores costos inmobiliarios. Esta concentración genera desequilibrios, ya que ciudades como Trujillo, Arequipa, Piura o Cusco no cuentan con hubs logísticos modernos, lo que incrementa los tiempos de entrega y costos operativos.

4. Última milla: el eslabón más débil

La última milla representa uno de los mayores desafíos para el ecosistema logístico peruano. Muchas empresas deben internalizar estos procesos por falta de operadores confiables, lo que eleva sus costos fijos y limita su escalabilidad.

La operación de última milla en Perú está dominada por operadores informales sin tecnología ni trazabilidad. Esto genera un servicio fragmentado, con márgenes reducidos y deficiente control de calidad.

Para Ransa, mejorar la productividad logística exige actuar desde los niveles operativos básicos. «Es esencial tener un equipo acorde a las necesidades del mercado, que permita reaccionar ante los cambiantes escenarios y situaciones que se enfrentan dentro de la coyuntura actual».

Seguridad logística en entornos complejos

La coyuntura política y social exige protocolos de seguridad sólidos que protejan tanto al personal como a los activos logísticos. Ransa señala que es crucial contar con seguros adecuados y procedimientos bien definidos para enfrentar riesgos como paros, huelgas y manifestaciones.