Escrito por: Roberto Zagal. Asesor y consultor en Comercio Exterior y Gestión Aduanera.

La naturaleza global del comercio internacional conlleva varios riesgos legales y financieros que las empresas deben abordar de manera efectiva. La gestión de riesgos es esencial en el comercio exterior y cómo las organizaciones pueden evitar problemas que podrían afectar su operación y reputación.

El primer paso en la gestión de riesgos es la identificación. Las empresas deben analizar minuciosamente su cadena de suministro, procesos aduaneros y aspectos legales para identificar posibles áreas de vulnerabilidad. Estos riesgos pueden incluir incumplimientos de regulaciones aduaneras, problemas con aranceles, sanciones, discrepancias en documentación y fluctuaciones en las tasas de cambio.

Una vez que se identifican los riesgos, es crucial evaluar su impacto potencial en términos financieros y legales. Esto ayuda a priorizar qué riesgos deben ser abordados con mayor urgencia y asignar los recursos adecuados para mitigarlos. La mitigación de riesgos implica la implementación de estrategias para reducir la probabilidad de que ocurran y minimizar sus efectos si suceden.

Algunas acciones que las empresas pueden tomar incluyen ala de establecer un sólido sistema de cumplimiento aduanero que garantice que todos los requisitos legales se cumplan en cada transacción; mantener una comunicación constante con proveedores y socios comerciales para estar al tanto de cualquier cambio en las regulaciones o situaciones que puedan afectar la cadena de suministro; utilizar software y tecnología que ayuden a automatizar procesos y reducir errores en la documentación; y contar con expertos en derecho aduanero y comercio exterior en el equipo o colaborar con consultores especializados para mantenerse al día con las regulaciones cambiantes.

La gestión de riesgos no es un proceso estático. Las empresas deben implementar un monitoreo constante para identificar y abordar nuevos riesgos a medida que surgen. Esto implica mantenerse actualizado con las regulaciones, evaluar periódicamente las estrategias de mitigación y ajustarlas según sea necesario.