La economía peruana vive en 2025 un impulso exportador notable: los envíos al exterior acumulan un crecimiento sólido durante el año y colocan al país en la ruta de un posible récord histórico en valor de exportaciones. Este dinamismo responde tanto a la recuperación y buenos precios de commodities como al avance de sectores no tradicionales —principalmente agroexportaciones y pesca— que han ampliado su peso en la canasta exportadora.

Entre enero y septiembre de 2025, las exportaciones peruanas sumaron alrededor de US$ 62,865 millones, lo que representa un incremento de 17.3 % respecto al mismo período del año anterior, según cifras del Mincetur y la Sunat. En el acumulado de enero a octubre, el monto se elevó a US$ 71,882 millones, con un crecimiento de 20 % frente al 2024, según la Asociación de Exportadores (Adex), situando al 2025 como un año atípicamente favorable.

Minería y sectores no tradicionales: motores del crecimiento

La minería continúa siendo el pilar principal del desempeño exportador. Metales como el cobre y el oro mantienen un peso decisivo en el valor total de las ventas externas. No obstante, el 2025 también mostró un repunte destacable en productos no tradicionales como pesca y agroindustria —incluyendo palta, arándanos, café, cacao y uvas frescas—, que contribuyeron de manera significativa a la expansión anual.

Las exportaciones mineras concentraron el 65 % del total exportado y alcanzaron US$ 40,354 millones a setiembre de 2025, con un crecimiento de 19.7 %, impulsado por los altos precios internacionales. El cobre representó el 43.6 % de los envíos, con US$ 17,612 millones, seguido del oro con US$ 12,458 millones.

El sector agrícola concentró el 15 % del total de envíos, alcanzando US$ 9,426 millones, con un crecimiento de 21.1 %. Las exportaciones pesqueras sumaron US$ 3,834 millones, crecieron 22.3 % y representaron el 6.1 % del total, impulsadas por productos como la pota y la harina de pescado.

Concentración y riesgos estructurales

Junto con el buen desempeño agregado, la estructura del comercio exterior revela dos tensiones relevantes. La primera es la concentración, ya que un número reducido de productos y mercados explica la mayor parte del valor exportado, lo que deja a la economía vulnerable frente a choques de precios o demanda.

La segunda está vinculada a la minería de metales preciosos como el oro, donde persiste la presencia de operaciones informales que generan riesgos reputacionales, fiscales y ambientales, un problema que ha ganado visibilidad en la discusión pública durante el 2025.

Agroexportación y diversificación de mercados

En el frente agroexportador, el Perú ha continuado su estrategia de expansión. El gobierno ha impulsado objetivos de largo plazo mediante incentivos, proyectos de riego y cambios normativos orientados a atraer inversión, aunque con debates sobre sostenibilidad y uso de recursos hídricos.

Los principales destinos de las exportaciones peruanas siguen siendo China, Estados Unidos, la Unión Europea y América Latina. Durante el 2025 se observaron movimientos relevantes en la demanda asiática y se intensificaron esfuerzos por abrir nuevos mercados, especialmente en economías emergentes como India y países del sudeste asiático, con el objetivo de reducir la dependencia de un grupo limitado de compradores.

Impacto macroeconómico y retos pendientes

El dinamismo exportador ha fortalecido el ingreso de divisas y la balanza comercial. El Banco Central de Reserva del Perú ha registrado incrementos sostenidos en los montos FOB mensuales, aunque subraya la necesidad de políticas que atenúen la volatilidad externa y fortalezcan las cadenas de valor internas.

Pese a las cifras favorables, persisten retos estructurales:

• Informalidad en actividades extractivas
• Bajo valor agregado de productos primarios
• Brechas de infraestructura logística

Balance general

En síntesis, las exportaciones peruanas en 2025 muestran un desempeño sólido, con cifras históricas impulsadas por buenos precios internacionales y el avance de sectores no tradicionales. No obstante, la consolidación de este auge exige enfrentar desafíos estructurales para que el crecimiento sea sostenible y menos vulnerable al entorno global.

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