Europa se juega la competitividad de su cadena logística por el alud normativo para protegerse

octubre 24, 2023

Escrito por: Redacción Logística 360

"La tendencia proteccionista de la UE puede tener como objetivo reducir la dependencia de suministros externos en ciertas áreas estratégicas, pero no garantiza automáticamente la eliminación de cuellos de botella en las cadenas de suministro”, afirma el presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles.

El fenómeno de la relocalización en la cadena de suministro mundial no es nuevo, pero sí lo es el matiz de los últimos tres años: la tendencia se ha reproducido a una mayor velocidad y a un nivel geopolítico desconocido. La Unión Europea (UE) está desplegando todo un arsenal de medidas para asegurar la protección de sus puertos y su comercio exterior desde la llegada de la pandemia, que se han ido profundizando a medida que han entrado en juego la guerra en Ucrania y la dependencia excesiva de China. De esta forma, según los analistas consultados, ahora prima la seguridad sobre el coste en las cadenas de suministro, lo que no está exento de riesgos: la relocalización por la que aboga la UE a golpe normativo no garantiza suavizar los cuellos de botella en la cadena de suministro, como tampoco salvaguarda la competitividad empresarial europea.

“Hay que equilibrar las medidas para evitar un exceso de proteccionismo que afecte al comercio”, sostiene Antonio Bonet, Presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles.

La relocalización ha estado pensada tradicionalmente para acortar y reorganizar las cadenas de suministro, así como para contar con un mayor estocaje para evitar interrupciones en la producción. Según reconoce el director de Internacional de la Cámara de Comercio de España, Jaime Montalvo, “no siempre se ha conseguido”, puesto que “la deslocalización de infraestructuras de transporte y logística no es posible sino en un largo plazo”. En cualquier caso, y más allá de los desequilibrios que puede mejorar esta estrategia en la cadena de suministro, también presenta desafíos “que requieren una planificación y gestión cuidadosas”, como advierte el presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles, Antonio Bonet. Entre ellos, destacan la combinación la cascada de normativas de la UE con acciones más concretas sobre el terreno, como la diversificación de fuentes de suministro, la eficiencia logística y la cooperación internacional, como desgrana Bonet.

“La tendencia proteccionista de la UE puede tener como objetivo reducir la dependencia de suministros externos en ciertas áreas estratégicas, pero no garantiza automáticamente la eliminación de cuellos de botella en las cadenas de suministro”, afirma el presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles. Eso sólo se logrará, según apunta, “abordando otros aspectos para lograr una gestión de cadena de suministro más robusta”. Por otro lado, la organización patronal europea Business Europe señala que Bruselas es responsable de vigilar que el alud legal no ensombrezca la economía. “Las normativas no deben ahogar la inversión y la innovación, y deben apoyar cadenas de suministro más sostenibles y resistentes”, permitiendo a las empresas diversificar sus fuentes de suministro, explica la patronal comunitaria.

“No veo que el impacto en las cadenas de suministro vaya a ser negativo”, indica Jaime Montalvo Director de Internacional de la Cámara de Comercio de España.

En este punto, un reciente artículo del periódico The Economist sostenía que los instrumentos legales para proteger la soberanía comercial europea estarían lejos de mejorar la cadena de suministro. Muy al contrario, impactarían negativamente en la economía en tanto que un exceso de regulación podría sobrecargar la supply chain europea. “Es cierto que un exceso de regulación en cualquier sector puede suponer una merma de su competitividad”, asiente Jaime Montalvo (Cámara de España), “pero una falta de regulación puede producir a su vez un problema de seguridad para los operadores“. Montalvo defiende por ello que la regulación vaya acompañada de inversiones públicas e incentivos para el tejido empresarial privado.

Iniciativas legislativas sometidas a consultas previas con el sector privado

El entorno de tensiones como las de China con Estados Unidos, Ucrania contra Rusia y China con Taiwán, a la espera de saber qué efectos podría tener la guerra en Oriente Medio, provoca que la UE deba protegerse contra estos riesgos, según señalan desde Business Europe. No obstante, la patronal matiza que cualquier medida debe evitar la fragmentación del mercado único. Para ello, “estas iniciativas, especialmente las legislativas, deben someterse a evaluaciones de impacto y a consultas previas con las empresas europeas”, recomienda la organización empresarial. Hasta ahora, esas iniciativas se han caracterizado por poner coto a la injerencia de terceros países, en especial de China, en los puertos europeos, la conocida como Estrategia Portuaria Europea.

“Si bien puede parecer proteccionista, su objetivo es proteger la cadena de suministro europea de posibles interrupciones causadas por tensiones internacionales”, señala Antonio Bonet (Club de Exportadores). El otro foco que la Unión Europea se ha propuesta contrarrestar es la dependencia, el espionaje, el sabotaje y el chantaje de otras potencias. Para Jaime Montalvo (Cámara de Comercio de España), estas estrategias tienen sentido para regular la toma de control por parte de operadores extranjeros y garantizar la autonomía del continente. “Una autonomía que la UE quiere hacer abierta, pues apuesta por el libre mercado, pero con reglas que permitan atenuar el riesgo geopolítico. No veo que ello pueda definirse estrictamente como proteccionismo y que el impacto en las cadenas de suministro vaya a ser negativo”, sostiene Montalvo.

En línea con el desacoplamiento de la cadena de suministro europea y estadounidense con China, los puertos africanos han contado con el respaldo de inversión extranjera alternativa al gigante asiático. Con todo, han surgido voces que afirman que la deslocalización de la cadena logística, combinada con las normativas que impulsa Europa para blindar su comercio exterior, acabará con las regiones menos desarrolladas como primeras damnificadas. “Ni siquiera está claro que la relocalización vaya a ayudar a incrementar la resiliencia o la fiabilidad de la cadena de suministro”, argumenta el exgobernador del Banco de la Reserva de India, Raghuram G. Rajan. De hecho, está convencido de que la concentración de la producción en una comunidad de economías avanzadas no se traducirá en un menor riesgo para la cadena, pero sí en una exclusión de economías en vías de desarrollo “que más necesitan del mercado global para evolucionar”, puntualiza.

“Podría existir un riesgo potencial de impacto negativo en regiones menos desarrolladas cuando la cadena logística se deslocaliza hacia áreas como Turquía, Marruecos, América Latina, África o el Sudeste Asiático”, concede Antonio Bonet (Club de Exportadores), e igualmente cree que puede traer aparejada “la dependencia económica de un país” y “limitar el acceso de economías menos desarrolladas a mercados exteriores”. También el concepto clave de comercio seguro cuestiona el sistema multilateral de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en palabras de su directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, que pronunció en 2022 un discurso muy duro donde criticaba “esta tendencia a la fragmentación del orden comercial mundial como una ola de proteccionismo”.

Para Jaime Montalvo (Cámara de Comercio de España), la tesis es la contraria. “Si lo que estamos viendo es una tendencia al ‘nearshoring’, los puertos del norte de África pueden salir reforzados como proveedores” en detrimento de los comunitarios. En cualquier caso, la capacidad de la UE para afrontar una nueva relocalización dependerá, según señalan los expertos, de su política económica y sus regulaciones comerciales, así como de su resiliencia. “La deslocalización es un proceso complejo que involucra factores económicos, políticos y sociales, por lo que cualquier cambio en las relaciones entre países puede tener un impacto en la estrategia de las empresas”, recuerda Bonet. Por ello, Montalvo insiste en que la estrategia de blindaje tiene que pasar inevitablemente por “fortalecer el entramado de acuerdos, pero también estar preparados para tomar medidas conjuntas cuando algunos de nuestros ‘socios’ lleven a cabo unilaterales que nos afecten negativamente”.

Fuente: El Mercantil

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