La adaptación logística para «sobrevivir» en tiempos de crisis

agosto 8, 2020

Escrito por: Jorge Choque

No cabe duda que la cadena de suministros fue doblegada y ha venido recuperándose del duro golpe provocado por la actual crisis. Esta situación ha demostrado lo imprescindible y estratégico que es la actividad logística en cada uno de los eslabones de la cadena de valor. Y además, afirma la necesidad de estar preparados logísticamente

No cabe duda que la cadena de suministros fue doblegada y ha venido recuperándose del duro golpe provocado por la actual crisis. Esta situación ha demostrado lo imprescindible y estratégico que es la actividad logística en cada uno de los eslabones de la cadena de valor. Y además, afirma la necesidad de estar preparados logísticamente a los permanentes cambios del mundo.

Cuando apenas se empezaba a vislumbrar la magnitud del nuevo coronavirus, una de las grandes preocupaciones apuntaba al rompimiento de la cadena de suministros internacional como consecuencia de lo que ocurría en China, lugar donde se dio el primer caso. China, principal proveedor y consumidor de diversos sectores de todo el planeta, empezaba a limitar su producción debido a los estragos que dejaba el virus. Los puertos y aeropuertos en el país asiático, como puentes pilares de intercambio comercial, también empezaban a ser un problema por un progresivo cierre de sus instalaciones o un escatimado nivel de operatividad. Como un espejo, aquello que ocurría en la segunda economía más grande del mundo, se empezó a multiplicar en las infraestructuras y mercados de otras latitudes. Estados Unidos, Europa, América Latina, entraron en la misma dinámica.

Los albores de la crisis sanitaria ya dejaba algunas de sus más críticas repercusiones sin prácticamente ninguna exclusión geográfica: retrasos de suministro, disminución de contenedores y oferta de vuelos, escasez de inventarios, plazos de entrega más largos, salidas de buques canceladas, demoras en la tramitación documental, aumento de la demanda de algunos bienes, fábricas y oficinas logísticas trabajando con reducido personal, alza de costos, etc. El Perú también experimentaba toda esta embestida de dificultades. Todo ello ponía en riesgo las operaciones de muchas empresas alrededor del globo, pues representaba un duro golpe para la cadena de suministros. Pero sobre todo se convertía en un enorme desafío sin precedentes para la logística.

El golpe llegó además a las mismas operaciones locales de las compañías industriales y comerciales. Una demanda altamente incierta y sorpresivamente explosiva atropelló los planes de muchas empresas, que se vieron con stock insuficiente de algunos bienes y con productos que inesperadamente perdieron demanda. A ello se sumaron las complicaciones de una última milla presionada por la eclosión del comercio electrónico y por las medidas de distanciamiento social que obligaron a adaptar las formas de entrega y los sistemas de trabajo. Todo ello pedía modificaciones o mejoras en los sistemas de distribución, en el manejo de inventarios o en los procesos de despacho, etc. 

En el camino, muchas empresas se vieron más afectadas que otras. Algunas, gracias a su madurez operacional y a ciertas prácticas implementadas antes de la crisis, pudieron adaptarse mejor y más rápido que otras. La logística cumplió indudablemente un rol fundamental en esta adaptación. En cada una de las etapas de la cadena de suministro, desde las compras, pasando por el almacén, hasta los puertos o aeropuertos, la manera en que era conducida la logística desempeñó un papel crucial frente a las dificultades creadas por la pandemia. En esta situación, se reafirma (o se viene reafirmando) que la tecnología puede ser de gran ayuda para que los procesos logísticos se realicen de manera más eficiente y acorde a la nueva realidad. Asimismo, ha quedado demostrado que una visión más estratégica, flexible y creativa es ideal para responder a las contingencias más insospechadas. A los «cisnes negros» o a los «rinocerontes grises».

Hoy, lecciones y aprendizajes se continúan experimentado. La agilidad, la capacidad de adaptación, el plan de contingencias y las nuevas tecnologías son, quizá, las principales columnas de este aprendizaje en continua construcción. 

Comercio exterior 

La red portuaria ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis del covid-19 y esto ha acelerado muchas de las transformaciones y tendencias que ya se discutían anteriormente. La apuesta es que los puertos dejen de ser simplemente vías de importación y exportación y se conviertan en parte de un ecosistema digital e integrado que permita un comercio sin interrupciones, dice un nuevo estudio de ABI Research. Hemos presenciado cómo la capacidad de almacenamiento en los puertos se congestionaba para el caso de productos no esenciales cuya movilización estaba restringida. Se ha observado también los retrasos en el flujo de la carga una vez llegada a los puertos. Igualmente, se ha evidenciado el entrampamiento que origina la falta de digitalización en algunos trámites. En la práctica, estos puentes de comercio tienen que sacar las mercancías tan rápido como las ingresan, dice el estudio de ABI. Lo que requiere una mayor automatización y espacio de almacenamiento. Que los puertos se transformen en centros de innovación y facilitadores del libro comercio. 

La digitalización y el uso de nuevas tecnologías como el AI, el Blockchain y la Internet de las Cosas marcan la tendencia tanto en los puertos como durante el transporte por mar. El blockchain, por ejemplo, promete llevar un sólido registro de transacciones desde el seguimiento de los bienes transportados hasta el registro de las transacciones comerciales. Los centros de almacenamiento y puertos, ante demandas significativamente mayores en un futuro próximo, deberán procesar y transferir más carga exponencialmente, lo que exige una rápida transición a la automatización, indica DP World. 

Los riesgos de contagio impidieron que muchas actividades se vean limitadas, lo que hizo acelerar la necesidad de digitalizar diversos procesos, una tendencia que ya venía promoviéndose en el sector. Por ello, en el Perú se aprobó el Decreto Legislativo 1492, que tiene entre sus objetivos digitalizar los trámites de toda la cadena logística, con la finalidad de facilitar los procesos de comercio exterior durante la emergencia sanitaria. De acuerdo con el presidente de la Autoridad Portuaria Nacional de Perú, Edgar Patiño, la digitalización es para el sector portuario un elemento clave dentro de la cadena logística global, que compromete a todo el sistema portuario y logístico a través del uso y la interconexión de múltiples sistemas y dispositivos que contribuyan a incrementar notablemente la eficiencia en los puertos. De igual manera, el experto en aduanas, Javier Oyarse, reconoció los esfuerzos por agilizar los trámites desde la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE), lo cual ayudó mucho a la emisión de los Certificados de Origen. 

En un artículo publicado en abril, Carlos Posada, Director ejecutivo Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior – CCL, también hacía referencia a la importancia de los procesos virtuales para el comercio exterior. Sostenía que: “En el caso de las exportaciones de productos de los sectores agro y pesquero, cuyos documentos sanitarios deben ser enviados a los clientes en el extranjero a fin de afrontar los trámites importación en destino, se requiere que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) puedan hacer las coordinaciones necesarias con sus pares en el exterior con la finalidad que se permita remitir en línea dichas certificaciones, para así no perjudicar sus envíos”. 

Compras 

Uno de los impactos del covid-19 que más resonó en la cadena de suministro tuvo que ver con las interrupciones de las operaciones. De hecho, ya por marzo el 94 por ciento de las compañías incluidas en la lista Fortune 1000 ya estaban viendo interrupciones por el COVID-19, comenta Gonzalo Fornos, Director de Supply Chain Transformation de KPMG en España. De acuerdo con Pablo Salvador, de EY Perú, el problema fue que las medidas adoptadas por estas empresas, que considera como buenas prácticas, se centraron únicamente en la eficiencia, descuidando otros aspectos clave como contar con Planes de Continuidad de Negocio. Entre muchas de las razones de esta interrupción, una de ellas tuvo que ver con la gestión y el flujo de los suministros. 

En este contexto de crisis, la gestión de compras y de proveedores resaltó en su protagonismo e importancia. “Es precisamente en estos momentos donde (la función de Compras) debe brillar con luz propia”, dice el informe La función de Compras en la gestión de la crisis (Covid-19), de Deloitte. Se resalta aquí el manejo adecuado de los riesgos con proveedores en periodos de incertidumbre. “De garantizar el abastecimiento de los productos y servicios críticos, asegurando la continuidad del negocio a través de la gestión de proveedores, contribuyendo en el mantenimiento de la cadena de valor; y optimizar costes a través de la excelencia en la contratación de proveedores, evitando salidas de caja superfluas”, indica el documento. 

De acuerdo con Fornos, este desafío actual es un ejemplo que nos permite tener una visión más detallada de las operaciones y las cadenas de suministro, y a su vez, de la importancia en el desarrollo de relaciones más colaborativas y resilientes con proveedores críticos. Según el experto, las relaciones corporativas duraderas y el grado de agilidad implícito en los modelos operativos son los que pueden ayudar a las organizaciones a fortalecer la preparación general ante cualquier interrupción. Por su parte, Salvador recomienda gestionar a los proveedores para asegurar el abastecimiento de materias primas, productos, servicios; en ese sentido, el especialista prioriza como acciones: identificar componentes y productos críticos; elaborar el mapa de proveedores principales y alternativos de los productos críticos; y velar por el cumplimiento de contratos, levantando riesgos asociados a la posición contractual.

Inventario y entrega 

El almacén y centro de distribución, etapa conocida también como penúltima milla, es la pausa y al mismo tiempo el motor que da movimiento a la cadena de suministros. Durante la cuarentena, los almacenes y centros de distribución siguieron operando para resguardar, gestionar y enviar las cargas de bienes esenciales que requerían suministrarse con urgencia para el consumo de las personas, la salud de la población y para la continuidad de las operaciones de las organizaciones públicas y privadas. 

La crisis sanitaria, sin embargo, creó grandes dificultades en la realización y eficiencia de las actividades de almacenamiento. Un repentino pico de demanda en algunos bienes esenciales descolocó los planes, los inventarios y la gestión de pedidos de muchas empresas. El aumento exponencial del comercio electrónico evidenció que muchas empresas no estaban preparadas para este canal moderno de venta. Estos problemas también se trasladaron a la última milla. La entrega final de los productos sufrió iguales problemas. Trabajar con un personal reducido y en un contexto inusual también significó un problema para todos. Con las limitaciones de venta tradicional debido al distanciamiento social, y sin la capacidad suficiente para la venta electrónica, algunos negocios incluso tuvieron que pausar o cerrar sus operaciones. Y si bien hubo empresas más preparadas que lograron continuar operando de manera eficiente, no pudieron evitar verse afectados por las condiciones de la pandemia. 

Por ejemplo, aunque ya era un secreto a voces, Indecopi reportó que hasta el 7 junio había recibido 6,012 reclamos y reportes de consumidores por compras realizadas a través de internet durante el estado de emergencia nacional. Los reclamos eran: no se entregó el producto, no se reembolsó dinero pagado, se entregaron productos incompletos, no atendieron cambio de producto, cancelación de pedido sin previo aviso. Por ello, hoy algunos de pilares logísticos que captan la mirada, ante este tipo de shocks, es el inventario y la distribución. En un artículo publicado en marzo, la consultora internacional McKinsey & Company ya enfatizaba estos temas y proponía algunas medidas enfocadas en ambos aspectos para enfrentar situaciones futuras como esta. Decía, por ejemplo, que se debía “crear transparencia sobre las cadenas de suministro multi-nivel, estableciendo una lista de componentes críticos, determinando el origen del abastecimiento e identificando fuentes alternativas”. Asimismo, recomendaba estimar el inventario disponible a lo largo de la cadena de valor, para mantener en funcionamiento la producción y cumplir con los pedidos de los clientes. 

“Estimar todo el inventario distribuido en la cadena de valor contribuye a la planeación de capacidad durante períodos de intensificación”, comentaba en un artículo titulado La recuperación de la cadena de suministro en tiempos de coronavirus – planificar para el presente y para el futuro.

Igualmente, resaltaba la importancia de identificar y reservar capacidad logística, estimando la capacidad y acelerando (cuando fuera posible) y siendo flexibles con el modo de transporte (si fuera necesario). 

Tecnología 

Las tecnologías han cobrado impulso para actividades logísticas de almacenamiento y distribución incluso en empresas que antiguamente no le prestaban mayor interés. “Hay empresas que antes no estaban interesados en estas nuevas tecnologías, pero que hoy están demandando estas soluciones, porque se dan cuenta que si hubieran invertido en tecnología, aunque que fuera lo más sencillo posible, hubieran estado hoy en una posición completamente diferente”, comenta al respecto Hans Witt, Selling Proven IoT Technology Solutions en Apex, en un webinar organizado por STG. En ese sentido, se destacan como solución sistemas que ayudan a disminuir los errores, a ser más exactos y a reducir los recorridos en la preparación de pedidos. Asimismo, sistemas de gestión de inventarios o planificadores de ruta, así como software de seguimiento de pedidos, para una mayor eficiencia en la administración de inventarios y visibilidad en la distribución de pedidos. La robotización y la automatización, igualmente, empiezan a ganar algo más de atención. 

“Hay empresas que ya tenían una cultura de aprovechar estas herramientas tecnológicas, pudiendo ver menos impactada su eficiencia operacional”, indica Omar Aquino, Strategy & Business Development IoT. Robotics & Automation en MiR.

Resiliencia y agilidad 

La crisis del nuevo coronavirus ha sido una muestra extrema de cuán dinámica y cambiante puede ser la vida misma, y lo fundamental que es estar siempre preparado, con una actitud nutrida de agilidad y resiliencia para la adaptación ante los cambios que impactan muchos ámbitos. En la cadena de suministros y la logística -hemos visto-, es indudable su importancia para afrontar diferentes condiciones de trabajo. La planificación, el uso de tecnologías, la previsión, la capacidad de respuesta, mientras más respaldadas por una actitud ágil, flexible y resiliente, darán mejores resultados en escenarios complejos como el actual. “Hoy con el covid el mercado se pone diferente y hace que el ejecutivo de hoy deba tener otras habilidades. Te pide pensar de manera diferente para poder enfrentar una situación nueva”, comenta Roger Liy, especialista en supply chain, en el webinar “Learnability & Adaptability en el ejecutivo de Logística: Competencias clave”, organizado por Logística 360. 

En ese sentido, Liy resalta la importancia la capacidad de adaptación a nuevos retos o condiciones, “pues hoy nos toca adaptarnos”, dice. Asimismo, sostiene que hay herramientas que ayudan a esta adaptación, como la metodología Agile. Y que la resiliencia y antifragilidad serán claves para esta adaptación. Al final, ello robustece la cadena de suministros: la resiliencia es clave para poder responder rápidamente a las disrupciones para mitigar el impacto global en la cadena, disponiendo de varias alternativas ante sucesos no previstos, dice Rafael Villa Martínez, Profesor de Ciencias del Transporte y Logística, Universidad Camilo José Cela.

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